Secuencia Salud Bienestar, vida y prevención
La gente busca estar protegida contra futuras contingencias..
El interés por los seguros de casa habitación ha registrado un claro aumento a partir de la actividad sísmica recurrente que se ha presentado en esta capital y en algunos estados de la República Mexicana desde septiembre de 2017 y hasta el movimiento del pasado 16 de febrero –que hasta el momento ha registrado 3 mil 200 réplicas–.
“A raíz de los últimos sismos, hemos visto un aumento en las consultas sobre seguros de casa habitación. Como mexicanos estamos más conscientes de la importancia de estar protegidos, pero seguimos teniendo la idea de que el costo del seguro es muy alto. Al respecto, puedo decir que es más caro asegurar un auto que asegurar nuestra casa”, comentó Emmanuel Jiménez, responsable de Seguros de Hogar y Auto de AIG, Seguros México.
“A pesar de la frecuencia con la que están ocurriendo los temblores en México, las tarifas de las coberturas contra terremotos, inundaciones, explosiones volcánicas y desastres naturales en general están diseñados para soportar este tipo de eventos”, explicó.
Aunque la Ciudad de México es la región que se ostenta con el primer lugar en adquisición de seguros en el país –con un seis por ciento, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas–, la cultura del seguro en el país no está todavía muy arraigada, pues tan solo el tres por ciento de la población cuenta con un seguro de hogar.
“Lo primero es tener clara la necesidad de estar protegidos. Después sigue conocer las condiciones de la póliza y cerciorarse de que en ella se mencionen específicamente los desastres naturales que cubre. En general, una póliza que cubra incendio, terremoto o daños por fenómenos ambientales contempla la indemnización total de la vivienda, pero siempre hay que leer con detenimiento el texto”, expuso.
Jiménez fue enfático al señalar como factor de vital importancia conocer la forma en la que opera la reclamación por los daños ocasionados por un desastre natural.
“En realidad, el trámite es no es más complejo que cualquier otro, pero sí es fundamental presentar los documentos requeridos. Ante situaciones traumáticas o de emergencia como un sismo, es natural que en ese momento no tengamos cabeza para poner todo en orden, por lo que ser organizados y previsores siempre es muy recomendable”, subrayó Jiménez.
En caso de sismo y de otros desastres naturales, la documentación que se debe presentar incluye la póliza de seguro, la descripción de lo ocurrido y fecha en que ocurrió el percance, así como un monto estimado del daño o pérdida. Una vez entregados estos documentos, se hace el peritaje que corresponde y, de ser procedente, se inicia la indemnización.
En relación al pago de las indemnizaciones por las afectaciones ocurridas sobre todo a consecuencia del terremoto del año pasado, Marcelo Hernández, director general de AIG Seguros México, comentó: “Después del 19 de septiembre de 2017, continuamos operando normalmente y respondiendo a las necesidades de nuestros clientes. Desde entonces y hasta ahora, seguimos concentrados en el pago de reclamaciones”.
“Prácticamente dos terceras partes ya están debidamente documentadas y pagadas. En los casos restantes, solo estamos esperando que los asegurados terminen de documentar la reclamación y acreditar el siniestro”.
“Nuestra intención es y ha sido siempre pagar lo antes posible y facilitar lo más que se pueda que las personas regresen a la normalidad tras un evento catastrófico. Esto es en el mejor interés de todas las partes. Como compañía tenemos ya reservados los recursos: contablemente y para todos los fines prácticos, para la aseguradora es exactamente igual pagarlos que mantenerlos como reserva.
“Para AIG es fundamental mantener la confianza y fidelidad de nuestros clientes y ratificar, más allá de toda duda, nuestra reputación como empresa socialmente responsable, que cumple sus promesas y que está presente en los momentos en los que nuestros clientes más nos necesitan. ¡Esa es nuestra razón de existir!”, finalizó Hernández.
