La vasectomía es un método de control natal irreversible. Los hombres que se la practican deben estar conscientes de que no tendrán más hijos, por lo que siempre es recomendable tomar decisiones en pareja.
Fuera de eso, es una operación sencilla, eficaz y segura, pero vale la pena entender todos los detalles.
La decisión es definitiva
Antes de llevarla a cabo, platícala con tu pareja, y asegúrense que están convencidos de la decisión. Toma en cuenta que el futuro es incierto, y puede venir un divorcio, una separación y quizá una nueva pareja, que podría condicionar el tener hijos propios.
Tras la vasectomía no hay más hijos, por eso la decisión no es sólo del hombre, sino de la pareja en conjunto.
Comprende cómo funciona
Pide a tu médico que te explique detalladamente cómo funciona el aparato reproductor masculino, qué se hará durante la operación y que cambios habrá.
Básicamente la vasectomía consiste en cortar los dos conductos deferentes, que son esos tubos que transportan los espermatozoides desde los testículos hasta el pene. Si no salen al exterior, no pueden fecundar óvulos.
Sin embargo, los testículos seguirán produciéndolos, pero al no hallar vías de salida, morirán y el organismo los elimina.
La ventaja es que no afecta en absoluto la vida sexual. El varón mantiene erecciones de la misma manera, sus eyaculaciones son iguales, salvo que no llevan espermatozoides.
El deseo sexual.
Los testículos siguen produciendo hormonas y esas se van a la sangre, como siempre, por lo que el deseo sexual se mantiene. No hay estudios que hayan encontrado afectaciones ni en este ámbito, ni en enfermedades como consecuencia de la vasectomía.
Eso sí, hay que estar bien consciente, que la vasectomía previene contra el embarazo, pero no contra enfermedades venéreas. Esas siempre serán un riesgo.