Si tiene enfrente a un grupo de hombres serios y respetables, no se vaya con las apariencias. Por lo menos la mitad de ellos tiene fantasías sexuales una vez al día.
Pero no es malo, si se sabe canalizar adecuadamente y se cumplen sin dañar a la pareja.
Las investigaciones sobre sexo han determinado que las fantasías de tipo sexual son más comunes entre hombres que entre mujeres. El 55 por ciento de los varones la tiene al menos una vez al día, contra un escaso 20 por ciento en el caso de las mujeres.
Todos podemos tener una fantasía sexual, porque es cuestión de imaginación o pensamientos con una fuerte carga sexual. Algunas veces es voluntaria, pero en otras ocasiones, aparece sin que la llamemos, lo que implica una amplia gama de emociones, a veces placenteras y excitantes, pero a veces incómodas y desconcertantes.
ES normal tenerlas, y no implica que la persona quiera que en realidad sucedan. Empiezan con la pubertad, y los hombres son pioneros en esto, pues le sirven como ensayo a su sexualidad. Generalmente a esa edad, consiste en imaginarse en relaciones sexuales con alguna persona conocida o que le gusta. Cuando adultos, ayudan a incrementar la excitación sexual, ya sea en solitario o en pareja.
En los hombres es más frecuente que sean más impersonales, más visuales y más activas. En las mujeres tienden a ser más pasivas y más románticas. De todas formas existen numerosas similitudes entre las fantasías de hombres y mujeres.
Los tipos de fantasías sexuales más comunes son:
Fantasías de exploración
La persona imaginar una situación que desearía vivir, como una orgía a una relación sexual con alguien conocido. Puede incluir besos apasionados o hacer el amor en lugares insólitos y prohibidos.
Fantasías impersonales
En estas la persona imagina tener sexo con un extraño, ver a otras personas intimando o como protagonistas de escenas pornográficas. Vale decir que a veces este tipo de fantasías pueden crear sentimientos negativos de culpa y llegar a inhibir el deseo sexual.
Normalmente, cada uno de nosotros tiene una o varias fantasías a las que recurre con más frecuencia porque provocan mayor placer, siendo por ejemplo, recuerdos agradables que incluyen desde un beso o una mirada a imágenes de revistas, libros o películas o experiencias no vividas pero que nos gustaría experimentar, de tipo amoroso y romántico pero también de dominio y sumisión, incluso experiencias no aprobadas socialmente.
Si tienes fantasías sexuales, no te preocupes, son sanas porque son excursiones en la mente que ayudan a la excitación y al placer, y sirven para expresar nuestros deseos sexuales e incluso nos ayudan a evadirnos de la vida real y monótona.
Sólo si las fantasías interfieren con la vida normal al querer reproducirlas en la vida real, es recomendable consultar con un psiquiatra o con un sexólogo.