Siempre se ha pensado que el hombre puede engendrar a cualquier edad. Y es cierto, pero no con la misma eficacia.
Conforme aumenta la edad, la producción de espermatozoides disminuye, y a partir de los 40 años, va bajando en un 7 por ciento las posibilidades de ser padre.
Dos estudios separados presentados por la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva (ASRM), muestran que el factor tiempo-edad del hombre sí está vinculado con las probabilidades de reproducirse.
Después de los 45 años baja drásticamente la posibilidad de ser papá. El estudio encontró que la edad de los hombres que intentaban concebir sin lograrlo, era “significativamente mayor” que aquéllos que sí lograron tener un bebé.
A los 41 años, la probabilidad de embarazar a su pareja era de 60%, pero con cada año, esa probabilidad se reducía 7%.
“Por supuesto que no es igual que en las mujeres. Pero eso no significa que los hombres pueden esperar para tener hijos”, señaló la doctora Paula Fettback, investigadora que dirigió la investigación. Lo ideal, es que si se tienen 45 años y no se han tenido hijos, es momento de buscarlos.
Hubo un segundo estudio, por parte del Centro de Colorado para Medicina Reproductiva en Estados Unidos. Se estudió la capacidad reproductiva de un grupo de ratones machos y encontraron que sólo el 35% de los animales cuya edad era equivalente a la mediana edad humana (unos 50 años) lograron fecundar a una hembra, tanto con fertilización IVF como natural. En todos los casos, los científicos utilizaron sólo hembras jóvenes.
El doctor William Schoolcraft, director del estudio, explicó que siempre se pensó que los hombres producen esperma cada 80 días, o cada tres meses, y que independientemente de cual sea su edad cronológica el esperma es nuevo, como si estuviera ‘salido del horno’, pero ahora parece que llegada la mediana edad, entre los 40 y 50 años, la capacidad de producir esperma disminuye, al menos en términos de calidad.
Aparte, los embriones de los ratones de más edad no eran tan sanos como los de los más jóvenes, y muchos de esos embarazos terminaron en un aborto.
La conclusión, es que cuando se quieren hijos, se debe tomar en cuenta el reloj biológico del hombre, y no sólo el de la mujer.