Pero maestra, pero cocinera, pero empleada, pero cuidadora… claro que estás exhausta y es posible que vivas el fenómeno de la mamá esclava.
De acuerdo con el INEGI , 73 por ciento del total de mujeres trabajadoras en México, son madres.
Si eres mamá en México es casi seguro que trabajes y mucho.
Cifras de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) revelan que las mujeres mexicanas trabajan 37.9 horas cada semana para el mercado con un pago y adicionalmente destinan 39.7 horas a las labores en casa sin recibir un ingreso por ese trabajo.
Mamá esclava
En medio de esta pandemia, ser una “buena madre” tiene más definiciones que nunca, es como si hubieramos retrocedido a una interpretación de la maternidad de los años cincuenta.
Las madres esclavas son aquellas que terminan por ocuparse de la mayor cantidad de tareas en casa y de crianza, y además deben cumplir con infinitas jornadas laborales.
A eso debemos sumarle la pérdida de espacios y tiempos personales. Una casa para todos y para todo, todo el tiempo.
Cansancio extremo, ansiedad, dolores musculares, sentimientos de culpa y fracaso son algunas de las consecuencias más frecuentes.
Qué hacer
El problema con este fenómeno es que es el síntoma de errores mucho más profundos en el sistema.
Inequidad de género en casa y en el trabajo; deficientes programas de educación a distancia; políticas laborales invasivas con horarios laborales agotadores; esquemas de trabajo que dan prioridad a horas de trabajo y no al cumplimiento de objetivos; precarierdad laboral y salarial; estigma en el cuidado de la salud mental.
Y la lista podría continuar…
Esto no es algo que se repara solo con una tarde mascarillas y sesiones de yoga tres veces por semana.
En diciembre de 2020, la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley Federal del Trabajo para incluir en las relaciones laborales el teletrabajo o trabajo a distancia.
Entre otros beneficios, incluye el derecho de los empleados a la desconexión, para que su jornada se limite a la contratada con el patrón, pero hasta ahora se sabe de poco de la forma en que organizaciones están cumpliendo con esto.
Algunas ideas
Quizá no es mucho consuelo, pero hay algunas estrategias que podrían funcionar para aligerar cargas.
Terapia. Sé que es un privilegio, pero hay muchos lugares donde puedes acudir a sesiones de cuotas voluntarias. En Casa Tonalá brindan sesiones de terapia los lunes y puede ser a distancia.
Red de apoyo. Tenemos que aprender a pedir ayuda y a veces se siente como si no tuvieramos en quién recargarnos. Vale la pena construir grupos de confianza en quienes puedas apoyarte, a quienes puedas pedir ayuda con tus hijos, comida, tiempo libre. Pueden ser amigxs y familiares y tú estarás para ellos cuando te necesiten.
Tiempo para ti. Suena a un cliché pero es real, quizá tendrás que programarlo como una más de tus actividades, quizá debas despertarte más temprano o dormir más tarde para gozar de él, pero es indispensable. Busca una actividad en la que crees algo solo para ti, de 15 minutos a una hora todos los días.
Quizá es hora de cambiar de empleo. Evalúa esta posibilidad. Da miedo, pero quizá es tiempo de buscar otra opción.
Involucra a todos en casa. Nada de esto va a funcionar si quienes viven en casa no cooperan. Este es el tipo de batalla que vale la pena dar, mejor lidiar con pleitos para que pareja e hijos se encarguen de algunas labores de casa que con crisis emocionales por hacer todo tú.
Poco a poco, un día a la vez. Puedes con todo, pero no al mismo tiempo.