El estigma de no ser madre a los 30

  • La presión social también influye en las decisiones de las mujeres al intentar hacerlas partícipes de un rol al que tal vez no quieren acceder o quieren aplazar para seguir otras metas.
  • En 1978 la fecundidad registraba un promedio de cinco hijos por mujer1, hoy se prevé que para el 2050 el promedio será de 1.7 hijos por mujer

 

La sociedad presiona a las mujeres para que acepten la maternidad.

Aunque no lo parezca, la presión social también influye en las decisiones de las mujeres al intentar hacerlas partícipes de un rol al que tal vez, después de sus 30 años, no quieren acceder o que quieren seguir aplazando en el afán de conseguir éxito en su vida profesional.

Alejandra Collado Campos, especialista en Estudios de la Mujer, destaca que los estados con menor tasa de fecundidad son la Ciudad de México, Baja California Sur y Baja California Norte; además, en el país el decremento en el número de hijos se mantendrá pues se prevé que para el 2050 este será en promedio de 1.7 hijos por mujer.

Para dar mayor contexto, en 1978 la fecundidad registró un promedio de cinco hijos por mujer; luego descendió a cuatro hijos en 1985; posteriormente, disminuyó a tres hijos en 1993 hasta alcanzar alrededor de 2.4 hijos en la actualidad.

 En la actualidad y a causa del acceso de la mujer al mercado laboral, las transformaciones sociales fueron necesarias, tanto así que ahora las mujeres pueden decidir con facilidad si quieren o no tener hijos y cuándo es que quieren hacerlo a pesar de ser influenciadas por el medio o la sociedad en la que se desarrollan.

Y para quienes deciden ser madres en la actualidad, deben aprender a combinar las tareas laborales con las actividades relacionadas con la maternidad, tomando en cuenta las exigencias individuales y los tiempos disponibles con los que cuenta cada una.

Plan M es una comunidad que desde su lanzamiento en 2020 en Colombia y que cuenta hoy con 20,000 afiliados, se enfoca a mujeres de cualquier edad y sus parejas, en caso de tenerlas, sin importar si desean vivir o no la maternidad en el corto, mediano o largo plazo.6

Es así como esta comunidad ofrece a las mujeres información para que conozcan más sobre fertilidad     planeación de la fertilidad, para que cuenten con herramientas que les permitan alinear sus sueños personales y profesionales en cuanto se sientan listas y preparadas.6

Las mujeres de la comunidad Plan M tienen acceso a contenidos exclusivos sobre fertilidad,  la planeación de la maternidad, reciben información de las clínicas afiliadas y al mismo tiempo conocen por medio de la voz de expertos médicos o experiencias de otras mujeres o parejas información para diseñar su propio proyecto de vida.6

Estigmas sociales y presión social para ser madres

Aquellas mujeres que deciden postergar la maternidad adquieren significaciones negativas pues no están funcionando acorde con su género por ello, se les tiende a llamar de manera peyorativa “la solterona”, “la que nadie quiso” o bien se les atribuyen adjetivos como amargada, enojona, aburrida, etcétera, y se deja de considerar que aquella mujer pueda ser plena, sentirse feliz e inclusive, desarrollarse completamente sin tener que ser madre.3

 También, debemos añadir que dentro de la sociedad se asocia a la maternidad con la madurez, es decir, se cree que las mujeres que no tienen hijos no han alcanzado la adultez, mientras que las madres son vistas como mujeres que ya alcanzaron la condición de adultas y por ende son vistas con admiración y aprecio dentro de la sociedad.3

Si bien todos los estigmas son culturales estos se subcategorizan para comprender en cuántos y en qué espacios se hacen presentes.

  • Prejuicios culturales y familiares. En este aspecto es común escuchar frases como “¿Para cuándo tus hijos?”, “¿Y por qué no adoptas?”, “Si una mujer no tiene hijos ¿cómo va a dejar huella y cómo va a seguir el apellido?”, “Tener hijos es importante para que no te quedes sola”, “Un hijo es la satisfacción más grande que puedes tener en la vida”.2-4
  • La persuasión emocional tiene un gran poder pues la familia es un ámbito en el que se genera la convivencia y los lazos de apoyo y comprensión, por ello, en ese espacio es donde cobra más fuerza e importancia la decisión de querer o no ser madre y esta debería de ser respetada.4
  • Prejuicios sociales. Algunas personas aseguran que “un útero que no da hijos, da tumores” o que existe un reloj biológico que se debe de seguir.2 Incluso, una psicóloga trató de convencer a su paciente de tener hijos, por lo que la paciente prefirió buscar la asesoría de alguien más quien le pudiera ayudar a entender que el ser madre se trata más de un prejuicio que de una condición que debe de ser cumplida.2-4 

Como resultado de esto, las mujeres tienden a posponer e incluso detener por completo su desarrollo profesional o cualquier otro rasgo de interés propio por atender “el más grande proyecto de vida”. Estos no son más que prejuicios e ideologías que fueron sembradas en el pasado y que su propósito es cumplir con las expectativas impuestas por alguien más o bien, satisfacer esa necesidad de pertenencia y de cuidado en la vejez por parte de los hijos.

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