El sexo silencioso no existe, y si existe, quizá no sea tan placentero.
En los momentos de intimidad suelen darse una serie de sonidos y expresiones que se dan sin darte cuenta o sin que los puedas controlar, y es algo totalmente normal. Los gritos, los suspiros y los gemidos durante el sexo a ves son de gran volumen, dependiendo del clímax en el que se encuentren. Y de la persona, claro.
No es anormal hacerlo, pero muchas parejas prefieren callar por pena o discreción, o por mero recato.
Deberían hacerlo, porque eso los libera y ayuda a sentir mejor los efectos placenteros de hacer el amor.
Los hombres son menos expresivos que las mujeres y, es el motivo por el que ellas gritan más durante el sexo, aun cuando no hayan llegado al orgasmo.
El humano no es la única especie que grita durante las relaciones sexuales. Sus parientes cercanos, los monos, también lo hacen, sobre todo las hembras, quienes con ese sonido ayudan a que su pareja eyacule y pueda tener un orgasmo. Tal vez es un antecedente común con los humanos.
Los gritos no vienen sólo cuando se alcanza el orgasmo, pero la intensidad puede ir paralelamente subiendo conforme se alcanza el clímax, es decir, el punto más alto de la excitación.
Sin embargo, hay que decirlo, muchas las mujeres son más expresivas que los varones y gritan para hacer sentir bien a los hombres.
Lamentablemente no todos los casos tienen un final feliz. En Inglaterra, un hombre sufrió una golpiza por parte de unos jóvenes que, al escuchar los gritos de la mujer, pensaron que se trataba de un asalto, cuando en realidad mantenía un momento de intimidad con su pareja. Y a una pareja en París le pidieron abandonar el departamento porque los vecinos no soportaban los gritos de amor de la mujer, que se escuchaban a cien metros de distancia.
Pero son casos extremos, en nuestro caso, se puede ser un poco más sonoro en el sexo, sin que nadie se sienta agraviado por eso.