Cada año, el último domingo de enero es el Día Mundial de la Lepra, una enfermedad que se remonta a las civilizaciones antiguas de China, India y Egipto, y que aparece muchas veces en La Biblia como un flagelo de aquellos tiempos.
Este año, la fecha corresponde al martes 31 de enero.
Actualmente la enfermedad sigue afectando a la población de todo el mundo y existen unas siete millones de personas que la padecen. Los países más afectados son la India, que concentra el 80% de todos los enfermos del mundo, Brasil, Birmania, Vietnam y Filipinas.
La buena noticia es que la enfermedad deja de ser contagiosa desde el momento en que el enfermo ingiere la primera dosis del medicamento que la cura y que la OMS distribuye de forma gratuita desde 1987.
La lepra ha sido considerada siempre como un enfermedad maldita, lo que genera un rechazo hacia los enfermos que va más allá de la discriminación y la deshumanización, pues se les niega todo contacto social y muchas veces la atención que se merecen.
En los países menos desarrollados, el miedo a la marginación y las deficientes condiciones de la sanidad pública hacen que los pacientes oculten su enfermedad incluso al personal sanitario, con lo que no reciben el tratamiento adecuado y la lepra continúa siendo contagiosa, además de provocarles daños permanentes.
Cómo inició
Tras movilizaciones y manifestaciones promovidas por Raoul Follereau en favor de los enfermos de lepra, el 31 de enero de 1954 se celebró oficialmente el primer “Día Mundial de la contra la Lepra”. Su objetivo era sensibilizar sobre la existencia de esta enfermedad y alejar la imagen negativa que se tenía de los afectados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que el diagnóstico precoz y el inicio temprano del tratamiento mediante poliquimioterapia es la mejor estrategia para eliminar la enfermedad como problema de salud. El objetivo es alcanzar una prevalencia de la lepra por debajo de 1 caso por cada 10.000 habitantes, prevenir la discapacidad e impedir la transmisión de la enfermedad.
La lepra es una enfermedad bacteriana e infecciosa que ataca la piel, por lo que el aislamiento no solo no es necesario, sino que conlleva un alto impacto psicológico para el afectado.
La lepra se cura con un tratamiento sencillo, eficaz y gratuito en todos los países gracias al acuerdo alcanzado entre la OMS y las compañías fabricantes. Es primordial detectar a todos los enfermos lo antes posible y asegurarles un tratamiento adecuado.