Termina el día y el cansancio se acumula, pero al llegar a casa, o descansas. Siempre hay algo que lo impide y por las noches no puedes dormir, todo te irrita, en fin, la vida se vuelve un caos.
Cuidado, puede ser estrés.
Es bueno identificarlo, porque si lo dejas crecer puede degenerar en un problema de salud mental grave, como depresión o ansiedad, que luego afectará las relaciones familiares, personales o el desempeño en el trabajo.
Hay diez alertas que debemos identificar, para evitar caer en las garras del estr´s.
Mal sueño: Si no logras conciliar el sueño o despiertas demasiadas veces durante las noches, o incluso si duermes más de lo habitual, pueden ser signos de que el estrés está arrebatándote tu tranquilidad. Como el sueño es una función básica y natural del cuerpo, cuando no se logra, es un indicador del estado de salud mental y físico.
A veces pasa, pero si ocurre por más de una semana, atiende el llamado.
Pérdida de interés: Si lo que siempre te estimulaba o interesaba ahora no te llama la atención es señal de que ronda un estado depresivo o que la ansiedad va avanzando. Lo mismo si ahora tiendes a aislarte de la gente.
Demasiada Bebida: Si bebes más de lo acostumbrado o tiendes a consumir otras sustancias, es una señal de que andas evadiendo algo. Y de anda servirá, pues lo mejor es enfrentar los problemas.
Irritación permanente: Si te concentras en ver sólo lo malo de todo, y luego peleas con tu pareja, amigos, hijos, o compañeros de trabajo, nos dice que estás descontento con el mundo. La irritabilidad, agresividad o los cambios de humor pueden ser consecuencia de abuso de alcohol o drogas, de la falta de sueño, pero si no tienes estos factores, es muy posible que sea el estrés.
Si reaccionas muy airadamente a todo, podría traer una carga de estrés que se refleja en un trastorno bipolar.
Sentimiento de culpabilidad: Si te preocupa demasiado lo que dijiste hace semanas, o crees ser la causa de la tristeza de otra persona, o sientes que todo haces mal en la vida, es tiempo de buscar apoyo.
Energía baja: Agotamiento, fatiga o la incapacidad de pensar o actuar como solías hacerlo, van ligados a depresión, trastorno de ansiedad generalizada y agotamiento emocional.
Falta de concentración: ¿Se le olvidan las cosas, últimamente? Si te pasa esto, o si no logras concentrarte en lo que haces o sientes que la gente te hace a un lado, son indicadores de que la salud mental no está en su mejor momento.
Sin hambre: La falta de apetito es un claro signo de depresión, porque significa que se perdió la capacidad de disfrutar placeres sencillos, como comer. Una persona deprimida generalmente pierde peso muy rápido, y demasiada agitación psicológica puede, por el contrario, desencadenar desórdenes alimentarios y caer en conductas compulsivas de todo tipo, como atracones, purgas, exceso de ejercicio u obsesionarse con el consumo. Si ves la ropa floja, es señal de alerta.
Demasiada actividad: Si ocupas cada minuto en trabajar, hacer una tarea, o te vueles ansioso por mantener en constante actividad, la reales es que estamos evitando hacer algo mucho más emocionalmente apremiante.
¿Y para qué?: Una pregunta que se hacen as personas depresivas es si vale la pena lo que hacen, si la vida tiene sentido, y sentir que no tienen propósitos definidos en este mundo, o sentir que sus relaciones e intereses no significan nada… Son signos infalibles de que algo está muy mal.
Si tienes por lo menos cinco de estos factores, es tiempo de buscar ayuda. No te asustes, puede ser algo leve, que quizá el médico general pueda arreglar. Por lo pronto, confía en la gente, nadie te juzgará y evita caer en hábitos perjudiciales.