La temporada invernal es pródiga en enfermedades respiratorias, y no es raro ver a la gente con las molestias propias de un resfriado o una gripe.
Porque no son lo mismo. Y la diferencia empieza desde los síntomas. La gripe provoca dolor generalizado, fiebre alta durante 3 y 5 días y apenas hay síntomas nasales, mientras que el resfriado causa dolor de garganta, obstrucción nasal, poco malestar general, suele durar 2 o 3 días y sí se puede curar con antibióticos.
Mucha gente cree que la gripe se cura con antibióticos, pero es un mito, porque dichos fármacos se aplican para infecciones bacterianas y no víricas, como es el caso de la gripe.
Lo mejor es prevención y debemos iniciar por el autocuidado: lavarse las manos frecuentemente, utilizar pañuelos desechables y taparse la nariz y la boca al estornudar o mantener la habitación del enfermo separada de la estancia de los otros miembros de la familia y bien ventiladas.
Una vacuna ayuda a evitar caer en la gripa. Desgraciadamente mucho no creen y evitan aplicarsela por los resultados secundarias, que en realidad, raramente se dan.